DESASTRE EN BHOPAL
El Isocianato de metilo es una de las sustancias más inestables y
peligrosas de la industria química.
Esta es la historia de lo
que puede considerarse probablemente el mayor desastre industrial de la
historia. Se produjo porque determinadas personas sólo atendieron a criterios económicos y no químicos.
En este caso, se fabricaba
más cantidad de Isocianato de metilo de la recomendada, dada la peligrosidad de
este gas. Además los directivos para obtener beneficios, decidieron reducir el
número de personal cualificado y los sistemas de seguridad, hasta tal punto que
la noche del accidente estaban apagados o inutilizados.
Este desastre tuvo lugar en
la ciudad de Bhopal (India), la noche del 3 al 4 de diciembre de 1984. Se
vertieron al exterior 42 toneladas del gas Isocianato de metilo.
Hubo muchos muertos y los supervivientes sufrieron afecciones como fibrosis pulmonar, falta de
visión, asma, tuberculosis, pérdida de apetito, desórdenes neurológicos, debilidad y
depresión. Decenas de miles de niños nacidos después de la crisis sufren
problemas de crecimiento y desarrollo. De hecho, la cifra de niños
nacidos muertos se triplicó y las muertes durante el parto se
duplicaron.
Después de mas de 20 años de ocurrida la tragedia, los supervivientes y
sus descendientes siguen padeciendo cáncer, tuberculosis, malformaciones
genéticas y fiebres crónicas.
La fábrica estaba a unos
kilómetros de Bhopal, pero en el momento de la fuga, soplaba un
viento que impulsó el gas tóxico hacia la ciudad. Shekil Qureshi, el supervisor
del turno de noche, ordena la evacuación general de la fábrica en la dirección
contraria al viento y ninguno de los empleados, salvo él mismo, resultó
afectado por la emanación de gases.
Debido
al aumento de temperatura y la violenta reacción del Isocianato de metilo, éste empieza a descomponerse en varios gases muy tóxicos e incluso letales: fosgeno, monometilamina y cianuro. Todos ellos tienen una densidad superior a la del aire, por lo que se mantienen prácticamente a nivel de suelo. El viento empuja suavemente esta nube
tóxica y la dirige hacia los barrios de chabolas, la
estación de ferrocarril, una fábrica de cartonaje, la estación de
autobuses, la central eléctrica y la ciudad vieja de Bhopal. Centenares de animales mueren: gatos,
perros, vacas, búfalos y pájaros. En cuanto a las personas, los
primeros en morir son los habitantes más imposibilitados: ancianos,
inválidos y niños. Las calles de Bhopal se cubren de cadáveres y de
gente desesperada por huir, intentando respirar.
El origen de este desastre
se remonta a los años 50, tiempo en el que se perdían las cosechas por la
acción de las plagas. Por aquel entonces se combatían las plagas con DDT, un
pesticida altamente tóxico. Era necesario encontrar un sustituto que no
afectara a la salud de las personas y al medio ambiente. En 1957 la empresa
norteamericana Union Carbide lo
consigue con la creación del SEVIN.
El Sevin era barato,
respetaba el medio ambiente y no era nocivo para las personas. El inconveniente
era que estaba compuesto por Isocianato de metilo. India se perfiló como el
país idóneo para instalar la fábrica. Era un mercado potencial, gran parte de
su población se dedicaba a la agricultura y la utilización del Sevin permitiría
aumentar la producción de la India. Tras negociar con el
gobierno indio se construye en Bhopal una pequeña fábrica de la Union
Carbide para la producción de Sevin.
En un principio el
funcionamiento de la fábrica obtiene grandes beneficios con la venta del Sevin,
por lo que se hace necesario aumentar las instalaciones de la fábrica. Llegaría
a ocupar un total de 7 hectáreas. Se fabricaban grandes cantidades de Sevin,
incluso superiores a las recomendadas por otros países industrializados, dada
la peligrosidad del Isocianato de metilo.
A finales de los setenta se
suceden unos años de sequía, las cosechas se pierden, y la venta de Sevin cae
en picado. Se acumulan pérdidas, y la empresa Union Carbide empieza a reducir
costes.
En la noche fatídica unos
operarios, sin la cualificación debida, iniciaron las tareas de limpieza sin tomar
las medidas preventivas necesarias. El agua inyectada en las tuberías circulaba con fuerza
arrastrando impurezas adosadas a las paredes del tubo así como cristales
de cloruro de sodio y restos metálicos. Los operarios habían
ignorado la precaución de estancar el conducto con el empleo de unos
discos especiales, y el agua junto con los desechos arrancados se
filtraron al interior de una de las cisternas que contenía Isocianato de metilo. El agua, los cristales de cloruro de sodio y los restos metálicos en
contacto con el Isocianato de metilo provocaron una violenta reacción exotérmica del
líquido, que pasó rápidamente al estado gaseoso con desprendimiento de
calor. La presión de la cisterna aumentó bruscamente, las
válvulas de seguridad estallaron y el gas tóxico fue expulsado al exterior.
Mas de 20 años después de la catástrofe se han conseguido aclarar parte de
los interrogantes, a pesar de los esfuerzos de la compañía por silenciar
al máximo lo ocurrido. Ahora se sabe que la noche de la catástrofe,
seis de las medidas de seguridad de prevención de escapes de gas no
funcionaron correctamente, fueron desconectadas o resultaron
inadecuadas. Además, la sirena de alarma estaba desconectada.
Para
empezar, el almacenamiento de grandes volúmenes de isocianato de metilo
en un área densamente poblada como Bhopal contravenía la política de
prevención que Carbide aplicada en otras plantas: 67 toneladas frente al
0,5 de máximo permitido en Europa.
Además, las medidas de
seguridad en materia de refrigeración de los tanques de almacenamiento
se redujeron para recortar costes, al igual que la plantilla de
mantenimiento. La formación de los trabajadores también se redujo, de
las 24 semanas habituales a 15 días. Nunca se diseñó un Plan de
Emergencia.
Los responsables de la tragedía en 2013 todavía no han sido juzgados. Las indemnizaciones recibidas son irrisorias y hay un colectivo importante de supervivientes que no ha recibido nada de dinero.
Los restos tóxicos no ha sido eliminados ni por Union Carbide ni por el gobierno indio y han terminado por filtrarse a los pozos de agua. El suministro de agua del gobierno es insuficiente, así que no queda más
remedio que beber de los pozos subterráneos contaminados.
Union Carbide se desentendió del desastre de Bhopal y el gobierno indio nunca obligó a esta empresa a
extraditar a sus responsables o a que asumiera sus responsabilidades
por temor a perder futuras inversiones.
Existe un libro sobre el desastre de Bhopal.
Título: Era medianoche en Bhopal.
Autores: Dominique Lapierre y Javier Moro.
Existen varios documentales sobre el tema que se pueden encontrar en internet.