jueves, 11 de julio de 2013

DESASTRE EN BHOPAL


El Isocianato de metilo es una de las sustancias más inestables y peligrosas de la industria química.

Esta es la historia de lo que puede considerarse probablemente el mayor desastre industrial de la historia. Se produjo porque determinadas personas sólo atendieron a criterios económicos y no químicos.

En este caso, se fabricaba más cantidad de Isocianato de metilo de la recomendada, dada la peligrosidad de este gas. Además los directivos para obtener beneficios, decidieron reducir el número de personal cualificado y los sistemas de seguridad, hasta tal punto que la noche del accidente estaban apagados o inutilizados.

Este desastre tuvo lugar en la ciudad de Bhopal (India), la noche del 3 al 4 de diciembre de 1984. Se vertieron al exterior 42 toneladas del gas Isocianato de metilo.  


Hubo muchos muertos y los  supervivientes sufrieron afecciones como fibrosis pulmonar, falta de visión, asma, tuberculosis, pérdida de apetito, desórdenes neurológicos, debilidad y depresión. Decenas de miles de niños nacidos después de la crisis sufren problemas de crecimiento y desarrollo. De hecho, la cifra de niños nacidos muertos se triplicó y las muertes durante el parto se duplicaron.  
  

Después de mas de 20 años de ocurrida la tragedia, los supervivientes y sus descendientes siguen padeciendo cáncer, tuberculosis, malformaciones genéticas y fiebres crónicas

La fábrica estaba a unos kilómetros de Bhopal, pero en el momento de la fuga, soplaba un viento que impulsó el gas tóxico hacia la ciudad. Shekil Qureshi, el supervisor del turno de noche, ordena la evacuación general de la fábrica en la dirección contraria al viento y ninguno de los empleados, salvo él mismo, resultó afectado por la emanación de gases.



Debido al aumento de temperatura y la violenta reacción del Isocianato de metilo, éste empieza a descomponerse en varios gases muy tóxicos e incluso letales: fosgeno, monometilamina y cianuro. Todos ellos tienen una densidad superior a la del aire, por lo que se mantienen prácticamente a nivel de suelo. El viento empuja suavemente esta nube tóxica y la dirige hacia los barrios de chabolas, la estación de ferrocarril, una fábrica de cartonaje, la estación de autobuses, la central eléctrica y la ciudad vieja de Bhopal. Centenares de animales mueren: gatos, perros, vacas, búfalos y pájaros. En cuanto a las personas, los primeros en morir son los habitantes más imposibilitados: ancianos, inválidos y niños. Las calles de Bhopal se cubren de cadáveres y de gente desesperada por huir, intentando respirar.

El origen de este desastre se remonta a los años 50, tiempo en el que se perdían las cosechas por la acción de las plagas. Por aquel entonces se combatían las plagas con DDT, un pesticida altamente tóxico. Era necesario encontrar un sustituto que no afectara a la salud de las personas y al medio ambiente. En 1957 la empresa norteamericana Union Carbide lo consigue con la creación del SEVIN.

El Sevin era barato, respetaba el medio ambiente y no era nocivo para las personas. El inconveniente era que estaba compuesto por Isocianato de metilo. India se perfiló como el país idóneo para instalar la fábrica. Era un mercado potencial, gran parte de su población se dedicaba a la agricultura y la utilización del Sevin permitiría aumentar la producción de la India. Tras negociar con el gobierno indio se construye en Bhopal una pequeña fábrica de la Union Carbide para la producción de Sevin.


 En un principio el funcionamiento de la fábrica obtiene grandes beneficios con la venta del Sevin, por lo que se hace necesario aumentar las instalaciones de la fábrica. Llegaría a ocupar un total de 7 hectáreas. Se fabricaban grandes cantidades de Sevin, incluso superiores a las recomendadas por otros países industrializados, dada la peligrosidad del Isocianato de metilo.

A finales de los setenta se suceden unos años de sequía, las cosechas se pierden, y la venta de Sevin cae en picado. Se acumulan pérdidas, y la empresa Union Carbide empieza a reducir costes.

En la noche fatídica unos operarios, sin la cualificación debida, iniciaron las tareas de limpieza sin tomar las medidas preventivas necesarias.  El agua inyectada en las tuberías circulaba con fuerza arrastrando impurezas adosadas a las paredes del tubo así como cristales de cloruro de sodio y restos metálicos. Los operarios habían ignorado la precaución de estancar el conducto con el empleo de unos discos especiales, y el agua junto con los desechos arrancados se filtraron al interior de una de las cisternas que contenía Isocianato de metilo. El agua, los cristales de cloruro de sodio y los restos metálicos en contacto con el Isocianato de metilo provocaron una violenta reacción exotérmica del líquido, que pasó rápidamente al estado gaseoso con desprendimiento de calor. La presión de la cisterna aumentó bruscamente, las válvulas de seguridad estallaron y el gas tóxico fue expulsado al exterior.


Mas de 20 años después de la catástrofe se han conseguido aclarar parte de los interrogantes, a pesar de los esfuerzos de la compañía por silenciar al máximo lo ocurrido. Ahora se sabe que la noche de la catástrofe, seis de las medidas de seguridad de prevención de escapes de gas no funcionaron correctamente, fueron desconectadas o resultaron inadecuadas. Además, la sirena de alarma estaba desconectada. 


Para empezar, el almacenamiento de grandes volúmenes de isocianato de metilo en un área densamente poblada como Bhopal contravenía la política de prevención que Carbide aplicada en otras plantas: 67 toneladas frente al 0,5 de máximo permitido en Europa.

Además, las medidas de seguridad en materia de refrigeración de los tanques de almacenamiento se redujeron para recortar costes, al igual que la plantilla de mantenimiento. La formación de los trabajadores también se redujo, de las 24 semanas habituales a 15 días. Nunca se diseñó un Plan de Emergencia. 

Los responsables de la tragedía en 2013 todavía no han sido juzgados. Las indemnizaciones recibidas son irrisorias y hay un colectivo importante de supervivientes que no ha recibido nada de dinero.

Los restos tóxicos no ha sido eliminados ni por Union Carbide ni por el gobierno indio y han terminado por filtrarse a los pozos de agua. El suministro de agua del gobierno es insuficiente, así que no queda más remedio que beber de los pozos subterráneos contaminados.

Union Carbide se desentendió del desastre de Bhopal y el gobierno indio nunca obligó a esta empresa a extraditar a sus responsables o a que asumiera sus responsabilidades por temor a perder futuras inversiones.




Existe un libro sobre el desastre de Bhopal.







Título: Era medianoche en Bhopal.

Autores: Dominique Lapierre y Javier Moro.











Existen varios documentales sobre el tema que se pueden encontrar en internet.

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